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EL YACIMIENTO

XLIX Desde hace algún tiempo, desde lo políticamente correcto, viene utilizándose el término yacimiento asociado al de empleo, hablándose por todas partes de «yacimientos de empleo». Y una en su ignorancia -que es mucha- no deja de asombrarse del uso de ambas palabras juntas por mucho que desgraciadamente tan de moda se haya puesto la segunda de ellas. Acostumbrada estábamos a aquello de yacimiento de minerales, o de gas, o geológico, o paleontológico, o arqueológico..., en definitiva a las definiciones que da nuestra Real Academia Española fijando que un yacimiento es el: «Sitio donde se halla naturalmente una roca, un mineral o un fósil o el lugar donde se hallan restos arqueológicos». Y se preguntarán que a qué viene esta perorata y qué tiene que ver con la fotografía presentada más arriba: La cosa es muy sencilla, pues si no cuento mal esta es la tercera vez que el rincón fotografiado aparece en este humilde blog, es decir, que siguiendo la moderna terminología se podría estar convirtiendo en un yacimiento de blogs. Pero claro, si yacimiento viene de yacer y yacer significa hasta cuatro o cinco cosas (estar echado o tendido, estar en la fosa o en el sepulcro, existir o estar real o figuradamente en algún lugar, tener trato carnal con alguien y pacer -las caballerías- de noche) una no sabe a qué carta quedarse, una no sabe si estará hablando con propiedad o si, simplemente, no estará chocheando. En fin, piensen ustedes lo que quieran sobre si lo que ven es o no es un yacimiento, es o no es un maravilloso muestrario de los más variopintos objetos, es o no es el reflejo de la dejadez y de la falta de autoridad, o es, simplemente y en definitiva, algo asombroso o, mejor aún, «im presionante».

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