Como no faltan almas caritativas, esta pasada semana me han remitido una serie de fotografías (lamentablemente con una calidad muy justa) sobre la iluminación de Santa María que, no obstante, sí sirven para realizar algún comentario sobre el resultado y sobre el aspecto que consiguen. Pueden observarlas detenidamente y verán como no se generan sombras, ni reflejos, ni manchas; como no se resaltan más unos elementos que otros; como se crea un ambiente de clara espiritualidad que ayuda al recogimiento, que recrea un espacio religioso por completo alejado de la espectacularidad y del espectáculo. Pero eso, siendo aparentemente lo más importante -por evidente- no es lo único que quiero destacar. Lo realmente importante es el cuidado que se ha puesto en resaltar los elementos más significativos y tradicionales de su fábrica. Por eso, no se han escatimado medios (vamos, focos) para dar la mayor prestancia posible a dos realidades seculares: los muros de piedra y, sobre todo, el magnífico artesonado de un millón de euros. Queda claro que la exquisita mentalidad de los técnicos que han estado al cuidado -o mejor, al descuido- del proceso de destrucción y de invención al que se ha sometido el templo, no podían dejar de magnificar sus inapelables decisiones y sus acertadísimos criterios con una iluminación -don Enrique y doña Comisión Provincial del Patrimonio y doña Consejería de Cultura- más apropiada para el campo de fútbol de San Miguel que para la Iglesia Mayor Parroquial de Santa María de los Reales Alcázares. Y no quisiera pensar que se han equivocado por aquello de que ambos espacios, el deportivo y el religioso, están santificados en su título.
3 comentarios:
Según parece (eso es lo que abiertamente dicen en la obra), grandes lámparas y los púlpitos de forja que había en el templo no se van a poner. Se ven que no cuadran con el relamido aspecto de la neomúdejar y neocateta Santa María del siglo XXI, y que se van a almacenar a mejor honra y gloria del olvido en las bóvedas del templo, donde reposan comidos de polvo y mierda de palomo, cuadros, muebles y piezas de orfebrería, y no me digáis que no que eso lo han visto en ese estado estos ojos que se tienen que comer los gusanos. Por lo visto, para subir allí las lámparas y los púlpitos se utilizará una pequeña grúa, lo que indica la dificultad de la operación e invita a pensar que una vez que se lleven allí ya no volverán al templo. ¿Alguién se piensa que eso se está haciendo sin consentimiento de los propietarios del templo? Por favor, si aquí se está tragando con todo...
Qué pena damos como pueblo, de verdad.
Estimada Hermana Tornera, a pesar de su clausura, imagino que tendrá acceso a la prensa escrita o digital.
De cualquier forma, para su deleite, le envío un extracto obtenido del artículo de Alberto Román escrito ayer en la edición del Ideal:
"Lo cierto es que, aunque la quinta y última fase de la intervención está prácticamente acabada, aún quedan muchos detalles y remates pendientes a nivel de carpintería y albañilería, que suelen llevarse bastante tiempo. Actualmente se está colocando la solería en la Capilla de Jesús y piedra vieja en la zona de entrada a la iglesia. También en el acceso, en un punto donde hay dos arcos, por iniciativa del arquitecto responsable se está planteando la posibilidad de retirar uno de ellos, el más antiguo, que ha dejado de tener utilidad. Con ello se facilitaría la salida y entrada de algunos tronos. Y después vendrá lo concerniente a la limpieza y retirada de elementos sobrantes"
Rece usted por el alma de este arquitecto descarriado, así como de otros que le precedieron, que sin duda se han pasado Santa María por el "arco" del triunfo.
Sí, ya sé lo del arquito y la verdad es que solo queda rezar por tanto descarriado patrimonial. Además, me dicen que se van a dar conciertos de música barroca precisamente ahora que la iglesia es mudéjar.
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