XLII
Me dice un alma caritativa (la misma que con prisas hubo de hacer la fotografía de arriba para no ser atropellado por uno de los muchos coches que a lo largo del día por allí pasan) que ya se ha publicado en la prensa el inminente comienzo de la quinta y última fase de las obras de Santa María y que van a durar unos 32 meses (casi los mismos que quedan para la celebración de las próximas elecciones municipales). Pero claro, si una se fija en la leyenda del propagandístico e institucional letrero, que adornando la fachada dice: "OBRAS DE RESTAURACIÓN DE LA IGLESIA DE LOS REALES ALCÁZARES. ÚBEDA (JAÉN)", y repasa los muchos desaguisados que durante 25 años se han ido cometiendo en esa santa y desgraciada iglesia, no puede sino dudar de lo poco que debemos esperar de una administración que ni siquiera conoce la advocación del templo en el que interviene y que tan particular concepto ha tenido y tiene de lo que es una restauración, cuando con propiedad debiera hablarse de una rápida destrucción y de una larga y costosísima falsificación. ¡Qué Dios la perdone (a la Administración), si se puede, y que a nosostros nos coja confesados!
2 comentarios:
Habría que considerar que si en la obras de Santa María se han cometido fallos ha sido única y exclusivamente por el corto tiempo del que se ha dispuesto para realizarlas.
Cuentan que un sapo un día, tratando de cruzar un camino, amagó cien o mil veces el salto temiendo que en cada ocasión una caballería o un carro lo arrollaran de improviso.
Cuando al cabo de unas horas o unos días, hambriento ya y debilitado, se decidió a dar tan meditado paso, una calesa lo aplastó a la orilla misma del camino.
Su último pensamiento, si es que los sapos piensan, fue para reconocer que se había precipitado.
Tras la lenta, penosa y costosísima falsificación de Santa María, nadie reconocerá chapuza o precipitación alguna.
Los sapos quizás no piensen. La Junta, con la cabeza, sólo empuja.
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