Cuando hace ya algún tiempo denunciábamos la saca de la piedra en muchas de las fachadas de Úbeda, poníamos como ejemplo -entre otros- las todavía inacabadas obras del hotel que vienen realizándose en la calle Montiel. Hoy, ya mas avanzadas y parece ser que por orden del Ayuntamiento y de la Concejalía de Urbanismo, se ha comenzado el pintado de blanco de la piedra desnuda en una solución ya utilizada en otras casas y calles pero como siempre que así se hace con unos resultados que por su falta de arte, de gusto y de mérito estimable, es decir por su chabacanería, bien podría decirse que empeoran la enfermedad con un remedio que, siendo muy generosa, podría calificar de muy poco afortunado. Y es que no se trata de pintar unas piedras en una pobre imitación de la tradicional cal, y no es así porque la fachada de la que hablamos nunca estuvo pintada ni encalada, estuvo enlucida. Este es otra de las muchas barbaridades que se están haciendo en Úbeda, hasta tal punto que no vamos a dejar al paso acelerado que se sigue fachadas de principios del siglo XX y de finales del siglo XIX que optaron por esta solución como terminación de sus paramentos. Así era, como puede verse en la tercera fotografía, en la mayoría de las casas de esta calle y así se le daba carácter. Hoy, con una pintura plástica y con unos recercos en los vanos de modernos, lindos, relamidos y asalmonados colores, alcanzamos -como apuntado ha quedado- lo chabacano. Y para colmo, el inmueble ha crecido un piso casi casi a la moda ciprianesca. En fin, confío en que el nuevo año sea más generoso para nuestro maltrecho patrimonio y traiga a nuestros políticos el suficiente sentido común y la necesaria valentía para no permitir más barbaridades y para conservarlo.
10 comentarios:
Ya sabía lo de la existencia de una construcción deleznable cubierta de uralita y por eso hablo de crecimiento y no de aparición, pero el hecho de existiera algo así no justifica que se pueda consolidar un tercer piso de mayor desarrollo en altura y con más vuelo sobre la calle. Si esa va a ser la norma y si no estuviese en clausura ya iría construyéndome una chabola junto al Salvador para que con el tiempo pudiera convertirse en un chalet adosado.
Es un sinvivir tanta tardanza para conocer tan doctas y regias opiniones. A buen seguro no le faltarán corona cerrada al timbre, más cuarteles que en un ejército y figuras sin toisón ni son.
¿Pero este edificio es del siglo XIX o primeros del XX? yo pensaba que era anterior. Por las soluciones constructivas del edificio es difícil asegurar si se realizo para ser revocado o no. Cuando salga del templo, haga el favor de observarlo. Y los edificios a los que hace referencia están revocados con mortero de cal, ninguno de ellos esta enlucido.
Es verdad que en el edificio hay elementos y espacios anteriores a la fecha indicada, pero la fachada no debe ser anterior a lo que se dice.
Por otro lado, bien está la concreción de términos, pero eso es de poca importancia si consideramos la alteración de aspectos y la modificación de volúmenes (que es lo que realmente importa) no sólo en la fachada de la calle Montiel sino también por la trasera, alterando de forma poco afortunada y respetuosa la visión que desde el huerto del Carmen se tenía de la ciudad. No es de ley que un volumen fuera de toda proporción oculte la torre de San Pablo y rompa el perfir del caserío.
Parece ser que solo es realmente importante lo que a usted le interesa. Podríamos demoler el Palacio por completo, y así no altera la visión. El que se modifique la visión del entorno de un monumento, no significa que este mal por ley.
No sé, pero tengo la sensación de que los dos comentarios anónimos son obra de la misma persona y de que defienden intereses muy concretos y particulares, tan concretos y particulares como los que pudiera tener el promotor o el arquitecto de la obra. Pero quizá me equivoque, o quizá no.
Y ya puestos a responder, se me ocurren varias cosas. La primera, que es lógico que me parezca importante lo que defiendo: no lo haría si no fuese así; la segunda (siendo mal pensada), que adivino un secreto deseo de demolición por parte del anónimo comentarista, que sin duda hubiera permitido un mayor aprovechamiento urbanístico; la tercera, que se ponga como e ponga, la alteración de perfiles de forma tan ilógica y patente es una barbaridad desde cualquier punto de vista sensato y no sujeto a intereses particulares; la cuarta, que el volumen que ha roto la visión de la ciudad desde el huerto del Carmen no formaba parte del palacio sino que es el resultado del macizado de un espacio libre existente; y la quinta y última, que una cosa puede ser legal, pero no por ello es legítima; y menos, cuando da la impresión de que a la legalidad lo único que le interesa en un aprovechamiento salvaje del espacio y una especulación falta de todo tipo de escrúpulos.
Además, fuera ya de la relación, se me ocurre pensar que quien algo hace, quien cobra por hacerlo y quien espera sacar un beneficio de sus acciones, bien debiera aguantar una crítica
Pues si se equivoca Hermana, porque no defiendo lo poco acertado de la intervención de dicho palacio, ni tengo intereses concretos ni particulares. Solamente que no comparto algunos de los criterios del creador de este blog. Y haga una cura de humildad, aplíquese el cuento, acepte las criticas y no hable "ex catedra". Este tercer comentario anónimo también procede de la misma persona, se lo aclaro para que no tenga que suponer nada.
Pues para no defender -como usted mismo dice en sus comentarios - "lo poco acertado de la intervención de dicho palacio" disimula muy bien. Humildemente se lo digo, bajándome de la cátedra y sin que sirva de precedente.
Creo que parte de una base totalmente equivocada, ya que éste edificio JAMÁS ha sido pensado para un hotel. Es un edificio de viviendas. Vivo enfrente, y también puedo asegurarle que JAMÁS, la fachada estuvo enlucida, simplemente pintada con cal, claro que como Ud también sabrá, la cal a lo largo de los años, fue suplantándose por pintura. Se lo aclaro para que sea más prudente con la información que transmite por éste medio, ya que puede inducir al error en quienes la leen. Claro está que no pienso aconsejarlo.
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