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NUEVAS BARBARIDADES SOBRE DISPARATES VIEJOS

LIII

Me ilusionaba el inocente deseo de estrenar el remodelado y austero aspecto del cuaderno (más acorde con nuestra regla y con los cuaresmales días que recorren el calendario) con una entrada que molestara lo menos posible, pero una vez más las circunstancias me obligan a dar pellizcos (de monja, claro) que mucho me temo pueden hacer daño por denunciar barbaridades como catedrales, o mejor, como colegiatas, pues de la antigua de Santa María de los Reales Alcázares se trata. Y es que apenas si han pasado unas pocas semanas desde comienzo de la muy pomposamente publicitada reanudación de las obras en su última fase cuando -por las noticias y las fotografías que me proporcionan las almas caritativas de siempre- veo que aparentemente las cosas siguen haciéndose rematadamente mal. Para demostrarlo, les presento dos fotografías: en la primera, un camión porta uno de los muchos contenedores sacados de la iglesia con lo que parecen ser restos del enfoscado y del enlucido de cualquier muro; en la segunda, una sepulcral y claustral lápida partida (y no es la única que puede verse en el recinto) descansa de los muchos ajetreos a los que ha sido sometida sobre una de las jambas de la puerta principal del templo, cuyos muros han sido amorosa y delicadamente tratados con una radial para marcar con claridad el camino de lo que imaginablemente deberá ser un nuevo repellado. Ante estas dos imágenes me pregunto lo siguiente:

  • ¿De dónde han salido tantos cascotes?
  • ¿Son acaso de las paredes de la capilla de Jesús Nazareno o lo son de la Sacristía?
  • ¿Acaso no se conoce que tanto la capilla como la sacristía son obras del siglo XVIII?
  • ¿Acaso se desconoce que ambos espacios fueron concebidos desde su origen con los muros enlucidos y blanqueados?
  • ¿Se desconoce también que esto esta documentado?
  • ¿Para qué sirve, pues, la memoria histórica del proyecto de restauración? ¿O es que como se copió sin permiso ni siquiera llegó a leerse lo que se copiaba?
  • ¿Se piensa, tras picar sus muros, en convertirlos en nuevos espacios del neomudejarismo pastichero predominante en todo lo ya "restaurado"?
  • ¿Por qué no se tiene más cuidado con las lápidas sepulcrales?
  • ¿Acaso no fue suficiente con destrozar todas las del interior del templo?
  • ¿No hay una forma menos agresiva de sanear las juntas de los sillares?
  • ¿Por qué se ha usado una radial que ha hecho saltar numerosas lascas de sus bordes?
  • ¿Son estos los criterios que se van a mantener en lo que le queda de padecimiento a este desgraciado monumento?
  • ¿Piensan hacer algo las administraciones responsables?
  • ¿Piensa hacer algo la Comisión Provincial de Patrimonio?
  • ¿Piensa seguir haciendo experimentos estilísticos el señor arquitecto?
  • ¿Va a seguir siendo lo único válido terminar la obra de la manera que sea y cerca de un periodo electoral?
  • ¿Es lo más importante decir una y otra vez que se ha gastado mucho dinero o comprobar que se gasta correctamente?
  • ¿Cuántas barbaridades, cuántos disparates más habremos de soportar?

Pero con todo, quizá esto no sea lo más grave. Las mismas almas caritativas ya citadas me dicen que en la nave del lado este del claustro se ha levantado el suelo en cerca de un metro de profundidad y aunque una es bien pensada y supone que por el valor arqueológico del recinto y por el mucho mimo con el que todo se ha venido haciendo en los últimos veinticinco años, se procede bajo la supervisión de un experto en arqueología que ha de realizar por ley el estudio correspondiente, no puede dejar de pensar en la influencia del Maligno y en ser presa de las peores sospechas -lo reconozco- que me llevan al disparate de ver en que el único que supervisa y decide es el albañil de turno, eso sí, con el reglamentario casco en la cabeza.

5 comentarios:

Juan Ángel López Barrionuevo dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Juan Ángel López Barrionuevo dijo...

Señora Concejala, ¿como permite estas barbaridades?,...

Anónimo dijo...

Parece que el bordar en el convento no ha mermado su visión. Me puede explicar como puede afirmar que lo que transporta el contenedor son restos de un enfoscado? También puede reconocer si el conductor es calvo o tiene el pelo largo?

La Hermana Tornera dijo...

La fotografía, querido e incrédulo anónimo, es una simple ilustración del comentario. El contenido del camión está más que constatado y no sólo sé que es estuco, además está demostrado que procedía de la sacristía y de la capilla de Jesús.
Por cierto, en los conventos ya no se borda. Ahora nos dedicamos a la informática y a aumentar los píxeles de las fotografías digitales para poder saber lo que contienen los contenedores de escombros.

Anónimo dijo...

Pues saqueme de dudas, ¿el conductor es calvo o tiene el pelo largo?