LXII
Bien sabe Dios que no quiero ofender a nadie, pero no puedo dejar de preguntarme si el responsable (bien sea persona o comisión municipal) de la decisión de colocar la maqueta de la fachada del Salvador, hace tiempo realizada en la Escuela de Artes y Oficios, ha pensado en la conveniencia de que la escalera del Hospital de Santiago sea el lugar apropiado para exponerla. No sé, pero mucho me temo que allí colocada le resta protagonismo a lo único que debiera tenerlo: un espacio arquitectónico único que bajo ningún concepto fue pensado como lugar de lucimiento para lindas artesanías, cuidadosamente protegidas con un cordón de seguridad y decorativamente flanqueadas por dos esmirriadas macetas. En fin, un ejemplo más de que la noble fundación del obispo Cobos poco a poco, sin prisa pero sin pausa, se va consolidando como el más artístico, monumental y polivalente de los almacenes municipales. Así lo venimos denunciando en este cuaderno, pero de bien poco sirve. Ya no se respetan los hábitos ni nada.
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