CXXIV


Un amable comentarista anónimo me recriminaba en la anterior entrada de este cuaderno que la fotografía que se mostraba ya se había quedado antigua. Ante el temor de que el desafortunado torreón de la muralla hubiese sufrido algún atentado más, me atreví a responderle del tenor siguiente: Querido comunicante: revisando mis notas he podido verificar que la fotografía se hizo en el día del Señor de 5 de septiembre de este año. A las catorce horas y doce minutos. Pero la apariencia de las cosas es, como la ruina de los edificios, un concepto dinámico, que cambia de día en día. Por eso supongo que puede usted tener toda la razón y ahora quizás la situación sea bastante peor. La clausura de la orden no me permite aventurarme a diario por esas calles de Dios.Vaya usted con Él. Hoy, por desgracia, podemos comprobar que algo nuevo en forma de estilosos maceteros se ha añadido a la "curiosa" decoración que comentábamos. ¿Qué nos depararán los días venideros?
1 comentario:
Por la noche, además, los maceteros se iluminan y la belleza perseguida alcanza su clímax.
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