Reconozco lo mucho que he tardado en ponerme a escribir en este cuaderno desde la última entrada. Pido perdón por ello, pero ha sido absolutamente imposible hacerlo antes por dos poderosísimas razones: la primera, el estado de shock en el que he estado desde que hace algo más de una semana me dieron permiso en el convento para visitar Santa María y, la segunda, la necesidad de buscar antecedentes por el mundo del Arte para algunas de las soluciones estéticas que en ella he descubierto. Y no me refiero -que por otra parte también podría ser- a que hoy por hoy Santa María es el espacio arquitectónico sacro más descontextualizado, frío, artificial, feo y desagradable que conozco, fruto de la labor incompetente de técnicos y políticos, sino además a otros muchos pequeños detalles visibles desde el momento en que se pone el pie en el claustro. Por ejemplo, la colocación de un hermoso extintor junto al escudo del obispo de la Fuente del Sauce. Les aseguro que he visto a lo largo de mi vida, y también en la búsqueda estética que les he comentado más arriba, muchas iglesias y que en ninguna aparece algo igual, ni siquiera en San Pedro de Roma, pero seguramente es que allí tampoco se enteran.
4 comentarios:
Querida hermana, hace tiempo que la echaba en falta. Este fin de semana he tenido una visión celestial y sólo pensaba en usted. Aquí le dejo el porqué. Cuídese y salude al convento de mi parte!
http://jmalmansa.blogspot.com/2011/05/alza-la-voz-disimuladamente.html
Yo también estuve en la iglesia, pero eso era Santa María???
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pues yo la prefiero fria y fea a cerrada
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