Me dicen que en los días previos a la Semana Santa no ha dejado de verse por Úbeda al personal de mantenimiento del Ayunta-miento arrancando vegetación de los monumentos, arreglando aceras, reponiendo pavimentos, saneando desperfectos y haciendo multitud de tareas buscando una mejor presencia de la ciudad para que los que nos visitan en estos días se lleven la mejor impresión posible y la idea de lo que es el cuidado y el mimo hacia el patrimonio. Y me parece muy bien tanta actividad con tan nobles fines, pero no puedo por menos que acordarme al mismo tiempo de esos bancos y esas compañías de telefonía que ofrecen el oro y el moro (con perdón) para todos los posibles clientes que acudan de nuevo a su seno, olvidándose de todos aquellos que permanecen y han permanecido desde siempre en el mismo. Aunque quizá la cosa no sea tan así y la razón última haya que buscarla en la parábola del hijo pródigo.
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