Mucho me temo que el prometido comentario sobre Santa María va a tener que esperar algo más, pero es que son tantas las cosas que en mis obligadas salidas del convento -por la salud- observo que no me queda más remedio que posponer lo que no debiera ser pospuesto para, en cambio, hablar de otras muchas cotidianidades relacionadas con el patrimonio. Hoy, para ejemplificar lo dicho, me traslado a la barbacana de la puerta de Granada. ¿Se acuerdan ustedes de la que se lió con la barbacana hace algunos años? Que si por aquí, que si por allá, que si sí, que si no, que si era algo muy importante, que si sólo era un montón de piedras y que si patatín y patatán. El caso es que no sin polémica se adecentó este espacio y se le dotó de una bella y telúrica iluminación, de un arbolito, de sus correspondientes bolardos y ahí quedó la cosa. Pero claro, como nunca llueve a gusto de todos, parece ser que el vecino propietario de la huerta que se extiende precisamente tras el muro construido junto a la barbacana, no llegó a comprender que quedara tan lejos de una de las puertas de la muralla y siguiendo su criterio y pasito a pasito esta reescribiendo la historia tal y como hoy tanto se estila. Para ello, no ha dudado en colocar una nueva puerta de hermosa y negra reja en un discreto y escondido rinconcito y de la misma forma parece que la va a ir dotando de un acceso en cuesta (ya se ve un montón de tierra en plano inclinado) que facilite la entrada de vehículos o de una majestuosa escalinata. Es decir, que poco a poco llegará a donde no supieron hacerlo los técnicos del primer diseño: toda barbacana ha de tener una puerta cerca. ¡Qué tranquilidad da saber que los vecinos se preocupan por la mejora del patrimonio! ¡Qué bien trabaja nuestro Ayuntamiento que lo permite!
5 comentarios:
¡Ay , hermana tornera, cuan ingenua es su maternidad! Aquí todo el mundo sabe que si pides permiso y das pistas de lo que vas a hacer te marean y al final desistes; lo mejor es obrar y no dar cuenta a nadie, no pasa nada. ¿Ha observado su maternidad, en sus salidas por motivos de salud, la cantidad de zanjas que jalonan nuestras calles y que al final terminan por tapar los operarios municipales? Cuídese, hermana tornera.
Ay, hermana de mis pesares. Mucho me temo que tanto Vd. como la hermana encargada de las pastas tendrán que trabajar con más afán, y no porque su trabajo no sea digno de todo encomio y aún de los perdones necesarios por el hecho de romper la clausura a que se debe, sino porque si quiere su maternidad hablar de Santa María, debiera hacerlo escribiendo más a menudo, pues tajo en este pueblo al que algún ciego de la UNESCO concedió inmerecido título, no ha de faltarle. Si quiere hablar de Santa María, hágalo ya, porque murallas ruinosas, iglesias abandonadas, artesonados carcomidos, palacios que gimen en la incuria, plazoletas destrozadas por los visionarios del nuevo urbanismo y otros menesteres que atentan contra la historia y el arte y contra la historia del arte, no han de faltarle y lo que te rondaré morena, y así, se verá obligada a posponer sine die su esperado comentario sobre la antigua colegiata destruida por la Junta de Andalucía, que el diablo confunda.
¡Ay, triste de mí! ¡Ay, infelice!Pues dice vuesamerced, la que se dice pecadora, que murallas ruinosas, iglesias abandonadas, artesonados carcomidos, palacios que gimen en la incuria, plazoletas destrozadas y otras maldiciones no han de faltarnos, ¿por qué sólo unas pocas voces se levantan? ¿A qué o a quién temen estas gentes de Úbeda que no terminan gritando que están hartas? ¿Tan maltrechas las han dejado los nuevos valores catastrales? No se preocupe vuesamerced por la ruina de Santa María o por las iglesias abandonadas. Lo que queda del Concordato las hace inmunes al IBI. Duélase sólo por los que, viviendo en el siglo, ven galopar hacia ellos la desolación y la ruina, porque tienen que soportar las torpezas de quienes manejan los asuntos públicos y trasladan sus dislates a los boletines oficiales.
Hermana novicia. Su maternidad, por razón de su posición de novicia, es joven y como tal no conoce que este pueblo (el pueblo ubetense, quiero decir), también ha tenido sus momentos de dignidad, no se piense, y cuando se le han tocado las narices los munícipes y demás mandamases lo han pasado mal y han tenido que recurrir a esconderse en las habitaciones del palacio consistorial para no ser linchado. Y si no que se lo pregunten a aquellos clérigos del XVII que faltando al sentido de la caridad y de respeto al pobre (en medida similar a la que hoy le faltan el arrepentido curilla Clemente y el sermoneador Marcelino) tuvieron que refugiarse cuando los ubetenses asaltaron la casa de la Tercia para coger el trigo, que en buena lid era suyo pues con su sudor lo habían recogido y no precisamente para que creara gusanos en abundancia de su hambre. No sé, no sé hermana, pero mucho me temo que hoy se están cometiendo injusticias similares y no estaría nada mal un plante de los ciudadanos, a los que Dios abra los ojos, que para ello rezamos en esta comunidad nuestra cada día.
En cualquier caso y por lo que pueda pasar, y considerando su poca edad y su poco conocimiento del mundo por su mucha observancia de la clausura, le ruego que se aleje de los nuevos inquisidores, que no visten hábitos pontificales sino que presumen de progres y se piensan que nos tienen en un puño porque somos capullos, o en nuestro caso tiernas rosas.
Es una barbaridad lo que se está haciendo en los alrededores de la puerta de granada, no solamente en esa barbacana. El ayuntamiento debería de cuidar mejor el entorno.
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