De fuentes bien informadas me llega la noticia de que Santa María ha pagado 6.000 euros de luz, aunque no se me ha aclarado si ha sido por todo el periodo que lleva abierta o por un único mes. Sea como sea, lo cierto es que se me antoja una barbaridad, y no sólo por la cuantía como, esencialmente, por el hecho de que esa luz sirve para resaltar una gran mentira y para iluminar la cueva en la que se ha convertido el templo. Ya lo denunciamos en su momento y quizá esta sea la ocasión de transcribir la opinión de alguien que sabe más que yo de iluminación de edificios históricos; concretamente me refiero a las palabras de Margarita de Luxán García de Diego, que ya en 1988, como Directora del Seminario de Arquitectura Integrada en su Medio Ambiente y como profesora de la E.T.S. de Arquitectura de Madrid, venía a decir lo siguiente:
"La inmensa mayoría de las obras arquitectónicas reconocidas de nuestro patrimonio edificado, así como los objetos que contienen: pinturas, esculturas, etc., fueron proyectadas y ejecutadas en función de su percepción con una iluminación natural. Esa iluminación, manejada por el arquitecto, es uno de los elementos más importantes y sutiles de la configuración de los espacios construidos; y las luces y las sombras articulan y significan la lectura total de las obras; sin embargo, cada vez con más frecuencia, resulta imposible disfrutar las arquitecturas con su iluminación original. A la hora de restaurar los edificios, en la práctica habitual, se refuerzan los sistemas portantes, se reponen los materiales y rehacen los acabados, y se tiende a rescatar las decoraciones y ornatos, respetando al máximo los elementos originales; pero la introducción de sistemas de iluminación artificial, con resultados que no suelen ser coherentes con las imágenes que se percibían bajo la luz natural, pueden desintegrar la estructura visual, global y parcial, del espacio arquitectónico. Se comprende que una iluminación artificial nocturna alarga el período de visita, uso y disfrute de los edificios; sin embargo, lo que parece contradictorio es que este tipo de iluminación sustituya durante todo el día a la natural, desvirtuando y haciendo imposible la lectura del espacio pensada por los autores, y restando la posibilidad de apreciar la variación dinámica que con el recorrido del sol a lo largo del día, enriquece la imagen arquitectónica".
Sabias palabras que bien pudieran estar inspiradas por la visión y resultados de Santa María. En fin, ya sólo queda que el señor arquitecto responsable y amante de la espeleología o la Comisión Provincial de Patrimonio o la propia Junta de Andalucía se vayan haciendo cargo de los venideros recibos de la luz.
2 comentarios:
Yo escuché que había sido por el primer mes... al pobre Don José le dió un disgusto sólo de verla!
La iglesia, a mediodía, es una auténtica cueva (por muchas luces que pongan). ¿Para cuando admitir el fallo y estucar para dar claridad al edificio?
Pero claro, todos están encantados con Santa María, la nueva catedral de Úbeda, la futura basílica...
Efectivamente es una barbaridad y un despropósito, como todo lo que ha rodeado a la "restauración" de Santa María.
En cuanto a lo que dice Almansa, más les valdría a unos cuantos leer a Alberti, por ejemplo.
Un saludo.
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