El pasado sábado una quincena de coches de una conocida marca francesa (al parecer había una concentración de amigos de los mismos) se alineaban con una perfección exquisita frente al Parado de Turismo al amparo de las tres o cuatro señales de tráfico que prohíben estacionar en la plaza por aquello, como unos carteles situados debajo de las señales aclaran, de estar en zona monumental.
Y ante hecho, que se repite más de lo deseable, caben dos preguntas: la primera, si permitir por parte de nuestras autoridades estos aparcamientos supone un presunto comportamiento prevaricador o, la segunda, -que yo creo que es la buena- si es que esas mismas autoridades consideran que se puede aparcar en Santa María porque no se trata de una zona monumental.
Sea como sea, pido que se expliquen por quien corresponda los criterios que han llevado a esta Corporación y a las anteriores a considerar que la plaza de Santa María no forma parte de la zona monumental y que, en consecuencia, pueda ser considerada como un necesario, útil y emblemático aparcamiento.
Con esas aclaraciones acabaríamos con las quejas y con las infundadas críticas de los que inocentemente pensamos que la Unesco había declarado este espacio como Patrimonio Mundial.
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