De un tiempo a esta parte se están poniendo de moda en Úbeda dos fenómenos directamente relacionados con los paramentos de las fachadas del casco histórico. El primero -ya denunciado en este cuaderno- es la muy desafortunada y en muchos casos ridícula manía -por los pintorescos resultados- de sacar la piedra; el segundo, la aparición de unos colores absolutamente opuestos a la tradición y a la armonía con el entorno, que se alejan muy mucho de lo que en el Plan General de Ordenación Urbana claramente prescribe. Habría que desear un mayor cuidado por parte de las autoridades en estos pequeños detalles, pero que tan importantes son, y más si es lo que la norma fija. Y ya que hablamos de colores, deseable sería algún que otro rubor en la cara de los responsables -por acción o por omisión- de los muchos "descuidos" a los que está sometido nuestro patrimonio.
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